sábado, 31 de diciembre de 2011

Capítulo 8. Enfadadas.

No me regañaron mucho. Al reves, se creyeron que la resaca y las ojeras eran por la fiesta de pijamas que les he contado que hicimos. Voy a llamar a Amaia para que le cuente a sus padres la misma versión. Y cuando estoy a punto de coger el teléfono empieza a sonar.
-¿Si?
-Cat, ¿qué tal con Amaia el otro sábado? ¿Fue aburrido?
-Sabri... Pues muy bien- no era plan de mentirla.
-¿Enserio?- parece extrañada- pues si te parece y no has quedado con tu amiga esta tarde vente a mi casa y vemos una peli.
-Está bien a las cinco y media voy a tu casa.

Ya es por la tarde. Me he puesto una camiseta bien cerrada para que no se vea el tatuaje. De todas formas, mis padres lo veran cuando vayamos de vacaciones o algo. Debía ir borrachísima. Ya he llamado a Amaia para que sepa que contarle a sus padres. No creo que la cagásemos nada. Aún somos vírgenes y tenemos dos tíos buenísimos a nuestra disposición. Con esto que acabo de pensar me rio. No estan mal los chavales.

-¿Hacemos palomitas?
-Lo que tu quieras...- Sabrina de repente se gira y me mira con una mirada escrutadora me mira.
-¿Qué te pasada? Estás rara.
-¿Yo? Anda no digas tonterías.- Y para mi mala suerte, Sabrina coge un cojín y me le estampa, y yo, siguiendo el juego cojo otro y le doy en plena cara. Y así empezamos una guerra de almohadas. Sabrina me tira contra la cama y se sube encima de mi tripa mientras yo grito, pero, de repente, veo que en sus ojos algo falla. No son ojos divertidos, sino extrañados y miedosos.
-¿Qué tienes en el brazo?- en mi cara se dibuja el pánico. ¿Cómo lo ha podido ver? Miro para el suelo y no digo nada. Ella tira de mi camiseta hacia abajo y ve el tatuaje. Lo lee rápido, se baja de la cama y se queda mirando a la pared. Hay un silencio muy incómodo. Quiero decir algo pero no sé el que, así que cojo mi bolso y, cuando me dirijo hacia la puerta de su dormitorio para irme a mi casa, habla.
-¿Por qué?- me pregunta con lágrimas en los ojos.
-Sabrina íbamos borrachas y...
-Yo también te dije una vez que nos hiciésemos un medio corazón por nuestra amistad y me dijiste que te daban miedo las agujas.
-¡Pero aquí iba borracha no sabía lo que hacía!
-¡Tú y solo tú eres la dueña de tus actos!- grita Sabrina- no me duele que ponga Amaia me duele que te lo hayas echo con ella y conmigo no. Que salgas de fiesta con ella y sea la mejor noche de tu vida y conmigo no. Pues si ella es mejor entonces no creo que debamos seguir siendo amigas.
-Sabri...
-¡No me llames así!. ¿Por qué no haces cómo que no existo? Olvídame.
Entonces abro la puerta doy un portazo y me voy. En ese momento Sabrina empieza a llorar.

lunes, 26 de diciembre de 2011

Capítulo 7. Amigas para siempre.

Pues nada. Saldré con Amaia. Creo que no va a ser tan malo como parece. Amaia y yo éramos muy amigas desde pequeñas, pero yo me espabilé un poco y ella se quedo un pocoa trás. No sale, no bebe, me impresiona que tenga novio. Entonces yo empecé a salir con Sabrina y desde entonces ya no nos hemos vuelto a ver fuera del instituto. A mi madre la ha encantado la idea de que vuelva a salir con Amaia. Pero a mi no me hace mucha ilusión. Cuando voy a salir de casa mis padres vuelven a repetir la frase de todos los días: Aquí a la hora de cenar. Antes me parecía muy pronto pero hoy creo que será una tarde muy larga. Al despedirme de mis padres, me suena el teléfono.
-Cat, no puedo salir.- Sabrina habla desde el otro lado mientras en mi cara se dibuja el horror. Estaré toda la tarde con Amaia. No aguantaré toda la tarde oyendo hablar a Amaia de sus viajes o de sus vestiditos o de Lucas y lo felices que son.
-¿Por qué?
-Han venido mis primos desde Zamora para pasar aquí el fin de semana.
-Vale, chao.
-Adios, pasatelo bien.
Bien dice. Toda la tarde. Y caminando a lo tonto llego a casa de Amaia. Llamo a la puerta tres veces y espero. Al segundo la veo salir de la puerta con un pequeño bolsito rosa colgado y una gran sonrisa. Creo que esta chica tiene un trastorno mental. ¿Cómo pude decirla que si salí? Mi madre me obligó. Me fijo en su ropa. Lleva una falda por debajo de las rodillas rosa. Una camisa metida por dentro blanca y un chaleco de pelo marrón. En los pies unas manoletinas blancas con unas medias del color de su piel.
-Que bien nos lo vamos a pasar.
-Huy si, va a ser inolvidable.- digo sarcásticamente. Me acabo de acordar de porque deje de hablarla. Muy infantil para tener dieciseis.
Caminamos hasta un parque cercano. Un grupo de chabales que están de botellón gritan "Guapa" y Amaia les mira sonriendo. No es por presumir, pero creo que me lo decían a mí y no a "Doña Princesa". No sentamos en la hierba a hablar y ella solo dice cosas de lo bien que están Lucas y ella, de su pony y como lo alimenta...
No entiendo como Lucas puede estar saliendo con Amaia, un chaval guapo, divertido y muy, muy cabrón no puede estar con "Doña Princesa".
Nos comemos un helado mientras intento meter baza en la conversación sobre música o la tele pero Amaia seguía hablando, creo que si me hubiese ido ni se hubiese dado cuenta, habría seguido hablando y hablando y hablando...
Pero no toda la tarde es insufrible.
-¿Y tú qué tal?- me pareció un momento único e irrepetible despues de tanta conversación. Y empezamos a hablar de moda, de chicos, de cosas nuevas qe habíamos probado y acabamos riéndonos sin parar.
-Hola chicas.- dos chicos se acercan a nosotras. Uno es rubio; su piel morena resalta esos ojos verdes tan bonitos que tiene. El otro es castaño y tiene unos preciosos ojos color caramelo.
-Hola chicos.- Amaia me mira divertida y se levanta.-¿Queríais algo?
-Es que os hemos visto aquí y hemos pensado que alomojor querríais venir a dar una vuelta.-los chabales se acercan mas a nosotras. Están buenísimos asi que no podemos decirles que no.
-¿Os importa acompañarnos a casa? Yo me tengo que cambiar...- esto me impresionó de Amaia. pensé que les diría que no.
El moreno me acompañó a casa y el rubio llevo a Amaia a su casa en coche. El que me acompañaba se llamaba Dario y el rubio Mario. Me puse un corto y escotado vestido de fiesta sin que me viesen mis padres y les dije que me quedaba a dormir en casa de Amaia para que me dejasen salir.
Nos reunimos con Amaia y Mario en una discoteca y me quedé impresionada. Amaia venía con un recogido super bonito y un vestido muy cortito negro y unos taconazos grises con un lazo detrás Iba muy pintada y guapísima.
Empezamos a beber y a hablar. Los chavales tenían dieciocho años y estaban estudiando en la universidad. Eran de Albacete y habían venido a estudiar a Madrid con una beca. A partir de los cuatro cubatas, o lo que fuera porque lo pedían ellos y estaba muy fuerte, ya no me enteré de nada.

Estoy en casa de alguien, pero no es mía. Al lado mío hay un chico. Esta en calzoncillos. Me río aunque por poco tiempo. No recuerdo nada. Yo tambien estoy en ropa interior. Me levanto y, sin embargo, me doy cuenta de que sí que reconozco al chico que está al lado mío. Es Mario. Vya, pensaba que acabaría con Dario pero las cosas no han ido así. Miro dentro de otra habitación y me doy cuenta de que Amaia sigue allí y está durmiendo aún con Dario. Camino hacia el baño y me miro en el espejo. Compruebo las ojeras que tengo. El dolor de cabeza me bombardea. De repente, me doy cuenta de que tengo algo negro en el hombro. Al darme la vuelta, descubro la gran mancha. Hay un medio corazón en el que pone: AMAIA 4EVER, y abajo una frase: Amigas para siempre.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Capítulo 6. Chat.

Son las cinco de la mañana y sin embargo llevo ya casi una hora despierta. Me desbela lo que ocurrió ayer. No entiendo por qué lo hice. Será que aún no me he olvidado de él. Pero me hizo mucho daño, me dolió que me dejase sin darme una explicación. Se que dije que es un mamón pero... ahi algo en sus ojos que me encanta. Bueno, voy a hacer algo para matar el tiempo. Vaya, un libro, me pondré a leer. Leo el título: "Historias de amor y desamor". Que cabalito...

* * *

-Tía cada día me sorprendes mas.
-¿Qué querías que hiciese?
-Pues haberle dejado las cosas claras desde el principio. Te hizo mucho daño no lo olvides.
-Ya pero él dice que no quería dejarme.
-Eso es lo que dice él. No le hagas caso. Además tiene novia.
-Es verdad.
-Esta tarde hablamos me tengo que ir.
SABRILOVEYOU SE HA DESCONECTADO


No había caído en lo graves que se estaba poniendo las cosas. Yo no quería problemas con Amaia, siempre hemos sido amigas y ahora me había liado con su novio. Menos mal que no llegamos a... ¡Se ha conectado Javier! O no... me está hablando.

Y la conversación se salió un poco de lo normal...
-Hola. ¿Oye que tal si quedamos para acabar lo que empezamos?
-Lo siento, pero creo que no vamos a llegar a ningun sitio. Acabamos de conocernos.
-No decías eso el otro día. Hay otro ¿verdad?
-No es simplemente que creo que aún no estoy preparada para tener un lío.
-Es que para mí no sólo eres un lío, para mí serías más, yo soy diferente.
-Lo siento.

CAT12 DE HA DESCONECTADO
Y, ya por si fuera poco:
-Caty:)
-Hola Amaia
-¿Que tal con Javier? Perdón si os molestamos.
-No no molestasteis.
-¿Estáis saliendo?
-No.
-Ais, soy muy feliz. Me encanta Lucas. Disculpame si es molesto hablar esto contigo pero es que creo que me he enamorado.
-Que bien...
-Bueno era solo para decirte que hoy que Lucas tiene partido de padel podríamos ir tu y yo a dar una vuelta.
-Está bien, me paso por tu casa pronto porque luego he quedado.
-Bien, adios.
AMAIA&LUCAS♥ SE HA DESCONECTADO

martes, 20 de diciembre de 2011

Capítulo 5. Ese dormitorio ♥

-Buenas tardes, puntual como siempre- dice Lucas desde la puerta de su casa. Vive en una gran piso en el centro. Nuestros padres se conocen por negocios. Mi madre se pasaba los días diciendome que era un buen chico, un buen partido... y empecé con él hace dos años. Estuvimos año y medio hasta que me dejó sin motivo ninguno. Me enfadé tanto que cuando me dijo de volver le dije que no quería volverle a ver en mi vida. Sé que me pasé mucho pero yo sufrí demasiado.
-Bueno, vamos a darnos prisa, que yo tengo muchas cosas que hacer y exámenes que estudiar.- digo seriamente.
-¿Quieres beber algo?- me pregunta sin darme tiempo a responder cuando ya me ha echado coca-cola en un vaso. Yo le cojo por cortesía y le doy un trago. él se pone algo y vamos a su dormitorio. Al entrar no puedo evitar recordar todos los momentos que he pasado aquí. Tantas veces que he pasado aquí la noche cuando sus padres se iban, que he venido y hemos bromeado, nos gustaba mirar a la calle e imaginar las historias de esa gente que pasaba por la acera. Ese tiene hijos, ese es un fugado de la carcel... la de cosas que inventábamos desde esa ventena... y aquí estoy ahora, en la puerta del dormitorio donde han ocurrido los mejores momentos de mi vida.
-Bueno, siéntate.- me dice Lucas dándome una silla.
-Gracias- digo tímidamente.
-¿De qué quieres que hagamos el trabajo?- me pregunta mirándome a los ojos.
-Pues no se... tu eres el listo- le contesto aguantando la mirada hasta que no puedo más y...

* * *
Esto no debía haber pasado. Aún asi ha pasado pero debo olvidarlo.
-Oye yo... lo siento- Lucas me mira a los ojos y me coge de la mano. Yo la suelto rápidamente.
-No tienes porque pedirlas, hemos sido los dos, y los dos sabemos que no debía haber pasado. - digo con el semblante frío mientras me abrocho la camiseta.
-Ya pero yo en verdad nunca quise dejarte...- pero le dejo con la palabra en la boca del portazo que doy a la puerta.

Capítulo 4. El trabajo.

-Y entonces, dados de la mano, nos contaron lo bonito que había sido el momento en el que le pidió salir y ella contestó que si.- Sabrina me mira entre atónita y divertida miestras yo la cuento la tarde "perfecta" que pasé ayer.
-Increible historia, pero ahora ¡A ESTUDIAR QUE SUS NOTAS NO SON MUY BRILLANTES!- la lapos nos acaba de pillar hablando. La verdad es que mis notas en lengua no son muy perfectas que digamos y las de Sabrina menos todavía...
-Y Javier que dijo...- pregunta Sabrina en un susurro.
-Pues nada aguanto toda la tarde pero sin decir nada.- contesto.
-Que fuerte- dice Sabrina con una media sonrisa.
-¡Me tenéis arta! ¡Al pasillo las dos ahora mismo!- la lapos nos ha vuelto a pillar... vaya asco de profesora. Y eso que estamos casi en última fila. Sabrina se levanta con una fingida mirada de indignación y yo me contengo las ganas de reírme al verla mover las caderas exageradamente al salir mostrando enfado.
-Venga acaba de contar que ya no nos van a interrumpir- dice Sabrina sentándose en el suelo.
-No si ya no pasó nada más, me acompañaron a casa y Javier se cogió un taxi para que no le acompañase la "parejita feliz".
-Por lo menos Javier ha visto Madrid.- dice Sabrina y las dos empezamos a reirnos.

Al acabar la clase de lengua entramos al aula, toca Sociales. El mapas entra en la clase ya hablando de la Edad Media, que plasta...
-¡¡¿Qué?!!- Oigo protestar a toda la clase.
-¿Qué ha dicho el profesor?- pregunto a María, la chica estudiante de la clase.
-Ha mandado un trabajo por parejas sobre los emperadores romanos.- me dice María con su vocabulario prefecto.
-Haber, yo formaré las parejas... Mendez y López...- Que morro que tiene Sabrina, la ha tocado con María, seguro que saca un diez- ... Menédez con... Martínez- ¡No puede ser! Me ha puesto con Lucas. Le miró y compruebo que está sonriendo. Creo que aún no ha superado que lo dejasemos. En verdad me dejo el pero... no sé porqué lo hizo... eramos muy felices... bueno basta de pensar el ello, que lo pasado, pasado está. Lo importante es que tendré que hacer el trabajo con Lucas.

-¿En tu casa o en la mía?- le pregunto sin mirarle.
-Mejor, si lo prefieres, lo hacemos esta tarde en mi casa y así estaremos solos... ¡El trabajo digo!- creo que está nervioso. Pues igual que yo. Veo que Sabrina está en la puerta esperándome con cara de impaciente asi que me despido de Lucas.
-Pues hasta esta tarde, a las cinco. Adios.
-Adios Cat.

-Tía vaya marrón, te ha tocado con Lucas.
-¡Vaya no me digas no me había dado cuenta!- digo irónicamente.
-¿Qué vas a hacer?- me pregunta.
-Pues... iré a su casa y haré el trabajo, y ya está.

domingo, 18 de diciembre de 2011

Capítulo 3. Insufribles.

¿Qué me pongo? Aiis que nerviosa estoy. Ya se. Me pongo los pantalones vaqueros rojos y la camiseta blanca. Voy a ir muy mona. Y luego me pongo la chaqueta de cuadros azul y roja con las converse blancas. Bien ya está. Un poco de gloss y salgo de casa. Fuera hace un buen día. Que extraño es el tiempo, que en invierno haga este buen tiempo. Hay un montón de gente dando paseos con sus hijos. Que día mas bonito. Estoy feliz, se´rá por la sonrisa tan bonita que ya veo sentada en el banco.
-Vaya has venido...- dice Javier tímidamente.
-Pues claro no te iba a dejar plantado.-digon extrañada. ¿Por qué iba a dejarle plantado?
-Bueno... vamos a por un refresco- dice Javier tiraando de mi por el brazo con una gran sonrisa.
La tarde empezó muy bien. Me invitó a un capuccino y el se cogió un café helado. Dimos una vuelta por Madrid y hablamos de todo. Del lugar de donde venía, porque se había mudado, que tenía un perro...
-¿Quieres que veamos una película?- me pregunta Javier apoyándose en la pared.
-Pero invito yo- digo incómoda. Ya me había invitado el a todo.
-No, no... no te dejo que me invites- dice acercándose a la taquilla.
-Por lo menos me pago yo lo mío- digo entregando el dinero al taquillero y me voy divertida a por unas palomitas.
La película muy divertida, nos reimos mucho.
-Te acompaño a casa... es muy tarde- dice Javier acercándose a mi a la salida del cine.
No se que me pasa que no reacciono ante los tíos así.
-Va..vale...-digo a tropezones. Javier sonríe divertido y se acerca cada vez más.
-¡¡PERO HOMBRE CAT CUANTO TIEMPO!!- Javier se spara de mí con mala cara y mira hacia la calle de donde venía la voz.
-¿Lucas?- pregunto incrédula.
-Vaya Cat que rápido pasas página.- Lucas sonríe amargamente mientras mira a Javier- No me le vas a presentar ¿verdad?.
-Javier, este es Lucas, un amigo.
-Su exnovio, para variar...-
-Hola Lucas.- Javier le da la mano amargamente.
-Amaia ven, mira con quien me he encontrado.
No me lo puedo creer. Amaia. La que faltaba. La pija repelentis con la que me juntaba de pequeña. Un suplicio de niña.
-¡¡Pero bueno !! Cat cuánto tiempo sin hablar ¿no? Y que sorpresa, sales con el chico nuevo...- dice Amaia con recelo.
-Solo somos amigos.- digo yo sin pensar.
-Pues salgamos hoy los cuatro.-dice Lucas sonriendo.
Y la tarde paso de ser perfecta a ser insufrible. Estaba deseando irme a mi casa. Lucas y Amaia no paraban de hablar de ellos y de como habían empezado a salir, lo felices que eran... todo era muy cursi y deseé toda la tarde volver a mi casa.

sábado, 17 de diciembre de 2011

Capítulo 2. Javier..

Las siete de la mañana. Jooo que sueño... Mayra me acaba de despertar y la he lanzado el almohadón a la cabeza.
¿Qué me pongo hoy? Ya sé. El vaquero marrón y la camiseta con los botones delante.
Para ser invierno no hace mucho frío asi que puedo llevar escote perfectamente.
Me pongo las converse negras, cojo la mochila y la chaqueta y salgo de casa.
Como mis padres no me dejan maquillarme para ir al instituto me tengo que maquillar en el baño del instituto.
Es muy cutre.
-Adios me voy que llego tarde- grito desde la puerta miestras la abro.
-¿Sin desayunar?- pregunta mi madre.
-Me compro un bollo de camino al instituto- grito y doy un portazo.
Paso por la cafetería Manolo y me compro un croisant relleno de chocolate. ¡Despues de una semana
comiendo por sonda esto me sienta a gloria !

-¡¡¡CAT!!!- Sabrina corre hacia mí y, del abrazo que me da caemos las dos al suelo gritando y abrazándonos.
Sabrina es alta, rubia y con unas larguísimas piernas. Es preciosa. Ya quisiera yo que tengo el pelo marrón y
ondulado y no soy tan alta, aunque no me puedo quejar a algun tío vuelvo loco, pero no a tantos como Sabrina.
-¡¡¿Quién es ese?!!- pregunto a Sabrina. Joder vaya tío que cosa mas... espectacular. Alto, moreno, ojos verdes. El tío perfecto.
-El nuevo de clase. Se llama Javier. Creo que le han puesto contigo en Matemáticas...- dice Sabrina medio sonriendo. Que contenta estoy. No hago nada más que reírme. El tío bueno de mi clase, bueno, de todo el instituto, al lado mío en el pupitre.
                                                          *      *     *

-Hola... que... que tal...- me cuesta hablar con Javier conectando una palabra con otra. Javier me sonríe.
-Buenos día. Yo soy Javier. Soy nuevo aquí... - dice Javier también con algo de vergüenza.
-Si quieres... puedo enseñarte el instituto... salimos a dar una vuelta...-no se como se me a ocurrido a MÍ decir esto. Sabrina es muy simpática, pero yo siempre estoy muy callada y no soy así. Ójala me diga que si porque si no me pondré roja como un tomate.
-Está bien. Si muy bien. Asi no estaré tan solo...- dice Javier con algo de alegría ya en el rostro.
* * *

-Adivina con quién he quedado hoy...- le digo a Sabrina sonriente tras mi triunfo.
-Pues... ¡con Lucas tu ex!- grita Sabrina sentandose en la cafetería con la bandeja temblando en la mano.
-¡JAMÁS!- grito yo. Fue el mayor error de mi vida salir con ese chulo de playa descerebrado.
-Entonces... Amaia la pija esa de al lado con la que antes de conocerme te llevabas tan bien- dice Sabrina con retintín. Siempre se han llevado muy mal.
-Con Javier- digo sonriendo pero con total indiferencia.
-¿¡QUÉ!?- grita Sabrina poniendose de pie.
-A las cinco y media en el parque de enfrente de mi casa. Voy a enseñarle el pueblo.- Digo triunfante.

jueves, 15 de diciembre de 2011

Capítulo 1. Despertando.

¿Dónde estoy? ¿Qué hago aquí? Me duele la cabeza. Este no es mi dormitorio. Estoy en una especie de habitación blanca atada a un monton de máquinas.Creo que estoy en el hospital. Si... ya me acuerdo... Una buena noche si... Un pedo impresionante. Había muchos chicos. Me duele la cabeza. No recuerdo casi nada... Intento hablar, y me doy cuenta de que dos manchas negras corren hacia mi.
-¡Hija! ¿Qué tal? ¿Cómo te encuentras? ¡Enfermera ya a despertado!- mi madre grita mientras me agarra la mano. Tiene ojos de haber llorado.
-Te atropello una moto.- Explica mi padre. Eso explica el dolor tan grande de pierna- Por suerte ya te han operado y no te pasará nada. Llevas ya una semana aquí en el hospital- ¡UNA SEMANA! Guuauuu que fuerte, en el instituto estarían flipando.
-Hija no vuelvas a hacernos esto en tu vida- dice mi madre que está de los nervios. -Ibas muy borracha- dice con rabia.

 -Perdón mamá no volvera a pasar.- digo con vergüenza. Me de impotencia que me halla pasado todo esto solo por una simple borrachera. Intentaré que no vuelva a pasar.
-Mañana volverás a casa.- dice una enfermera amable que pasa a la habitación. En la cara de mis padres se dibuja una sonrisa. Soy hija única y siempre han estado muy encima mía. El sabado pasado era en cumpleaños de mi mejor amiga Sabrina y celebró en cumpleaños con un botellón impresionante. Mis padres me dejaron ir porque estuve tres meses haciendo las tareas de la casa para que me dejaran.

                                                                *         *         *


Llego a casa y subo rápido a mi habitación. Mayra está limpiando mi dormitorio.
-Retirate por favor Catherine tiene que descansar- dice mi madre a Mayra.
-¡Que no me llames Catherine llámame Cat!- grito a mi madre. Me pone de los nervios que me llame Catherine. Me lo pusieron porque, según ellos, sonaba muy "refinado". Já já já. refinada yo... No me gusta mi vida. Mis padres son ricos y estoy siempre conociendo gente de mi mismo "rango social". Odio los vestiditos rosas hasta los tobillos y las chachas que se pasean por mi casa... Me llamas Señorita Catherine. Con la cabeza como un bombo me voy a dormir. Son las nueve y media de la noche y mañana tengo que volver al instituto. Debo incorporarme tras una semana sin enterarme de nada y encima con todos los exámenes que tengo al estar al final de evaluación. Buenas noches mundo...