lunes, 26 de diciembre de 2011

Capítulo 7. Amigas para siempre.

Pues nada. Saldré con Amaia. Creo que no va a ser tan malo como parece. Amaia y yo éramos muy amigas desde pequeñas, pero yo me espabilé un poco y ella se quedo un pocoa trás. No sale, no bebe, me impresiona que tenga novio. Entonces yo empecé a salir con Sabrina y desde entonces ya no nos hemos vuelto a ver fuera del instituto. A mi madre la ha encantado la idea de que vuelva a salir con Amaia. Pero a mi no me hace mucha ilusión. Cuando voy a salir de casa mis padres vuelven a repetir la frase de todos los días: Aquí a la hora de cenar. Antes me parecía muy pronto pero hoy creo que será una tarde muy larga. Al despedirme de mis padres, me suena el teléfono.
-Cat, no puedo salir.- Sabrina habla desde el otro lado mientras en mi cara se dibuja el horror. Estaré toda la tarde con Amaia. No aguantaré toda la tarde oyendo hablar a Amaia de sus viajes o de sus vestiditos o de Lucas y lo felices que son.
-¿Por qué?
-Han venido mis primos desde Zamora para pasar aquí el fin de semana.
-Vale, chao.
-Adios, pasatelo bien.
Bien dice. Toda la tarde. Y caminando a lo tonto llego a casa de Amaia. Llamo a la puerta tres veces y espero. Al segundo la veo salir de la puerta con un pequeño bolsito rosa colgado y una gran sonrisa. Creo que esta chica tiene un trastorno mental. ¿Cómo pude decirla que si salí? Mi madre me obligó. Me fijo en su ropa. Lleva una falda por debajo de las rodillas rosa. Una camisa metida por dentro blanca y un chaleco de pelo marrón. En los pies unas manoletinas blancas con unas medias del color de su piel.
-Que bien nos lo vamos a pasar.
-Huy si, va a ser inolvidable.- digo sarcásticamente. Me acabo de acordar de porque deje de hablarla. Muy infantil para tener dieciseis.
Caminamos hasta un parque cercano. Un grupo de chabales que están de botellón gritan "Guapa" y Amaia les mira sonriendo. No es por presumir, pero creo que me lo decían a mí y no a "Doña Princesa". No sentamos en la hierba a hablar y ella solo dice cosas de lo bien que están Lucas y ella, de su pony y como lo alimenta...
No entiendo como Lucas puede estar saliendo con Amaia, un chaval guapo, divertido y muy, muy cabrón no puede estar con "Doña Princesa".
Nos comemos un helado mientras intento meter baza en la conversación sobre música o la tele pero Amaia seguía hablando, creo que si me hubiese ido ni se hubiese dado cuenta, habría seguido hablando y hablando y hablando...
Pero no toda la tarde es insufrible.
-¿Y tú qué tal?- me pareció un momento único e irrepetible despues de tanta conversación. Y empezamos a hablar de moda, de chicos, de cosas nuevas qe habíamos probado y acabamos riéndonos sin parar.
-Hola chicas.- dos chicos se acercan a nosotras. Uno es rubio; su piel morena resalta esos ojos verdes tan bonitos que tiene. El otro es castaño y tiene unos preciosos ojos color caramelo.
-Hola chicos.- Amaia me mira divertida y se levanta.-¿Queríais algo?
-Es que os hemos visto aquí y hemos pensado que alomojor querríais venir a dar una vuelta.-los chabales se acercan mas a nosotras. Están buenísimos asi que no podemos decirles que no.
-¿Os importa acompañarnos a casa? Yo me tengo que cambiar...- esto me impresionó de Amaia. pensé que les diría que no.
El moreno me acompañó a casa y el rubio llevo a Amaia a su casa en coche. El que me acompañaba se llamaba Dario y el rubio Mario. Me puse un corto y escotado vestido de fiesta sin que me viesen mis padres y les dije que me quedaba a dormir en casa de Amaia para que me dejasen salir.
Nos reunimos con Amaia y Mario en una discoteca y me quedé impresionada. Amaia venía con un recogido super bonito y un vestido muy cortito negro y unos taconazos grises con un lazo detrás Iba muy pintada y guapísima.
Empezamos a beber y a hablar. Los chavales tenían dieciocho años y estaban estudiando en la universidad. Eran de Albacete y habían venido a estudiar a Madrid con una beca. A partir de los cuatro cubatas, o lo que fuera porque lo pedían ellos y estaba muy fuerte, ya no me enteré de nada.

Estoy en casa de alguien, pero no es mía. Al lado mío hay un chico. Esta en calzoncillos. Me río aunque por poco tiempo. No recuerdo nada. Yo tambien estoy en ropa interior. Me levanto y, sin embargo, me doy cuenta de que sí que reconozco al chico que está al lado mío. Es Mario. Vya, pensaba que acabaría con Dario pero las cosas no han ido así. Miro dentro de otra habitación y me doy cuenta de que Amaia sigue allí y está durmiendo aún con Dario. Camino hacia el baño y me miro en el espejo. Compruebo las ojeras que tengo. El dolor de cabeza me bombardea. De repente, me doy cuenta de que tengo algo negro en el hombro. Al darme la vuelta, descubro la gran mancha. Hay un medio corazón en el que pone: AMAIA 4EVER, y abajo una frase: Amigas para siempre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario